lunes, 12 de noviembre de 2012

Alumnos de primera selección


Mañana, martes 13 de noviembre se realizará la entrega del “Premio kevin Silva” en la comuna de Las Condes al alumno Rodrigo Catrián Gonzalez de la comuna de María Pinto, cuya historia es destacada hoy (lunes 12 de noviembre de 2012) por el diario El Mercurio, en el cuerpo C, página 13 a través de una nota realizada por la periodista Valentina Pozo, la que transcribimos a continuación.
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Sobresalen en lo que hacen porque al esfuerzo que marca sus vidas deben sumar una serie de adversidades que los obligan a superar sus propios límites. Son los galardonados con el premio “kevin Silva”, que a partir de este año buscará destacar el ejemplo de quienes logran salir adelante pese a tener todo en contra.

Dar cuenta de que existen distintos tipos de alumnos y que con esfuerzo se puede salir adelante son los ejes fundamentales del premio “Kevin Silva” –en homenaje al menor que perdió sus piernas rumbo a una maratón-, que será entregado por primera vez el martes 13 de noviembre por el Secretario Regional Ministerial (Seremi) de la Región Metropolitana, Alan Wilkins, a 10 alumnos de edades y realidades muy distintas.
“Muchas veces nos centramos en aquellos alumnos que van a una escuela regular y premiamos a los más talentosos o nos preocupamos de los que se quedan atrás, pero se nos olvidan los demás”, afirma Wilkins, haciendo alusión a aquellos que han logrado ganarle no sólo a la edad, sino que a los prejuicios, al cáncer y también a la discapacidad.


Soltar las amarras
Rodrigo Catrián (12) sabe de dificultades. Es el menor de seis hermanos y oriundo de María Pinto, comuna ubicada a 38,79 kilómetros de Santiago. De madre dueña de casa y padre temporero, fue diagnosticado tempranamente con una leucemia linfática que lo obliga a dividir su tiempo entre su tratamiento en el hospital Luis Calvo Mackenna y sus clases en la Escuela Santa Emilia. Pese a eso, ha logrado ser el mejor de su curso con un promedio 6,6.
Para su madre, María González, quien los fines de semana vende completos fuera de su casa para ayudar a financiar sus medicamentos, el diagnóstico de su hijo la desarmó: “Sentí que el mundo se me venía encima. Es difícil de asimilar. Renegué contra Dios, después que me dijeron que tenía un 47% de virus en la sangre y que viviría no más de un año, por eso verlo así, verlo vivo, me hace sentir plena”.
Pese a que para Rodrigo convivir con el cáncer se ha vuelto algo cotidiano, no es algo a lo que se haya acostumbrado: “Es pesado vivir así. No puedo salir mucho ni jugar a la pelota, ni estar mucho al sol – máximo una hora -, lo que me hace sentir distinto a veces”.
La dura mochila que carga no lo ha hecho dejar sus estudios de lado. Es que su meta al terminar la enseñanza media es liberarse de cualquier atadura que lo sujete al suelo y volar alto: Quiere ser piloto.

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