lunes, 19 de noviembre de 2012

El programa piloto que disminuyó la violencia escolar en Padre Hurtado

Liceo Paul Harris capacitó a sus docentes en solución de conflictos y mejoró su infraestructura.

Los alumnos del liceo Paul Harris, de la comuna de Padre Hurtado, comentan que la sala de clases de enfermería del establecimiento, podría ser confundida con un servicio de atención primaria de salud. Cuentan con orgullo que esta cuenta con equipos especializados, que favorecen el aprendizaje y que, cuando transitan por el aula, lo hacen con uniformes de profesionales del área.

Esta infraestructura se suma a un plan para capacitar a los docentes en manejo de conflictos entre estudiantes. Estas clases para profesores las realizan consultores externos, contratados especialmente para esta tarea.

Ambos factores han redundado en una baja en los episodios de violencia entre estudiantes, al interior del liceo.

Según cifras de la dirección de educación municipal de Padre Hurtado, la violencia entre alumnos ha disminuido un 60%, en cuatro años. Mientras en 2008 se producían 10 agresiones semanales entre alumnos, hoy ocurren cuatro.

Los mismos adolescentes reconocen que el ambiente en el lugar ha cambiado. “Una vez un niño apuñaló a otro en la espalda, y eso ahora ya no pasa”, comenta Alfredo Muñoz, de 15 años.

Al ambiente de mayor tranquilidad que hoy existe en el recinto se suma una baja en la deserción escolar, desde 2007. Entonces, un promedio de 12 escolares por curso se retiraban antes de finalizar el año y ahora desertan cuatro por curso, explica Luisa Sánchez, directora del colegio.
Resalta que este plan piloto cuenta con recursos municipales, del gobierno regional y del Ministerio de Educación.


Futuros enfermeros
La especialidad de enfermería es uno de los mayores orgullos del liceo, por los resultados obtenidos por los 49 estudiantes que la cursan, afirman en el lugar.
Ana María Valenzuela, apoderada de un alumno de cuarto medio, ha visto cómo su hijo se ha motivado para ingresar a la educación superior: “Nunca falta al colegio, le gusta venir. El quiere ir a la universidad y como no contamos con recursos, pretende estudiar y trabajar”.
Los adolescentes hacen visitas a consultorios y universidades para conocer el trabajo que se realiza con los pacientes. Carlos Sandoval (19) cuenta que “fuimos a la Fundación Las Rosas y atendimos a los abuelitos, los alimentamos, los bañamos. También hemos tomado muestras de sangre”.

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